El crudo bajo presión: la guerra arancelaria hunde los precios del petróleo, pero no alivia el precio en los surtidores

La guerra comercial iniciada por la administración de Donald Trump ha tenido consecuencias profundas en la economía global, y una de sus primeras víctimas ha sido el petróleo. A pesar de que los precios del crudo han caído por debajo de los 60 dólares por barril —niveles no vistos desde 2020—, esta vez la baja no se ha traducido en un alivio en los precios de la gasolina para los consumidores.

Un mercado sacudido por los aranceles

Durante los primeros cuatro meses del año, el precio del petróleo ha mostrado una tendencia a la baja impulsada por una sobreproducción excesiva, tanto por parte de Estados Unidos como por los países miembros de la OPEP+. Sin embargo, algunos cierres de refinerías evitaron un desplome más pronunciado… hasta que la tormenta perfecta llegó: los aranceles impuestos en la guerra comercial entre EE. UU. y China empujaron los precios del Brent y del WTI a mínimos históricos.

La Agencia Internacional de la Energía (IEA) no tardó en reaccionar. Según informa The Guardian, la IEA ha recortado en un tercio su previsión de crecimiento de la demanda mundial de petróleo para este año, pasando de 1,03 a solo 730.000 barriles diarios. La presión aumentó aún más cuando ocho países de la OPEP+ decidieron revertir parcialmente sus recortes de producción, generando un exceso de oferta que afecta directamente a la estabilidad del mercado.

¿Por qué no baja la gasolina?

Aunque el precio del barril ha disminuido, esto no se ha reflejado en el precio final que paga el consumidor en las estaciones de servicio. La razón es que el crudo es solo una parte del complejo proceso que determina el costo del litro de gasolina. Los márgenes de refinación también han bajado, pero el aumento en los costos de transporte, impuestos y márgenes comerciales ha compensado cualquier posible descenso.

Además, como explica el analista energético Javier Blas, el mercado aún no refleja una recesión total ni una guerra de precios como la que se vivió en 2020. Muchos de los contratos de compra de petróleo se firmaron semanas o meses atrás, cuando los precios eran más altos, lo que también explica por qué no hay un impacto inmediato en los precios al consumidor.

La geopolítica, el factor impredecible

La volatilidad en el mercado petrolero se ve intensificada por factores geopolíticos. Un conflicto más abierto entre miembros de la OPEP+, o un agravamiento de la guerra en Ucrania, podrían disparar nuevamente los precios del crudo en cuestión de días. Por ello, no se espera una reducción sostenida ni significativa en los precios de los combustibles en el corto plazo.

El caso español: gasolina cara pese a crudo barato

En España, el precio medio del litro de gasolina ha subido en la última semana, a pesar de la caída en el valor del Brent. Según Business Insider, esto se debe a factores estacionales, como el incremento de la demanda durante Semana Santa, así como a que muchas importadoras adquirieron el petróleo con antelación, cuando su precio era más elevado. Así, lo que se vende hoy aún refleja los costos del pasado.

Perspectivas futuras

De acuerdo con el experto energético Liam Denning, el panorama sigue siendo incierto. Mientras la IEA ajusta sus proyecciones de demanda y la guerra comercial entre China y Estados Unidos mantiene al mercado en vilo, la volatilidad persistirá. Las decisiones de producción de EE. UU. y la OPEP+ serán clave en los próximos meses. Todo indica que, aunque el crudo esté barato, el consumidor final tendrá que seguir esperando para ver un verdadero alivio en el surtidor.