En su más reciente informe mensual, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha ajustado a la baja sus previsiones sobre el crecimiento de la demanda global de petróleo para los próximos años. La organización estima que en 2025 el consumo mundial alcanzará los 103,54 millones de barriles diarios, lo que representa un aumento de 730.000 barriles por día respecto a 2024, pero 300.000 menos de lo que había anticipado en marzo.
Perspectivas más moderadas hasta 2026
La tendencia a la moderación continuará en 2026, cuando se prevé un aumento aún más leve de la demanda: 690.000 barriles diarios adicionales, para un total de 104,23 millones de barriles por día. Según la AIE, la debilidad económica global y el impacto de factores geopolíticos como la guerra comercial iniciada por Estados Unidos han comenzado a pasar factura, afectando el consumo energético incluso en contextos de precios bajos del crudo.
A pesar de que en abril el precio del barril cayó por debajo de los 60 dólares —un nivel no visto en cuatro años—, esta disminución no ha sido suficiente para estimular el consumo, debido al entorno económico poco favorable.
La OPEP también ajusta a la baja, pero con menor contundencia
Por su parte, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) también redujo sus proyecciones, aunque en menor magnitud. Según su informe mensual, la demanda prevista para 2025 se sitúa ahora en 105,20 millones de barriles diarios, es decir, 150.000 barriles menos que en su estimación anterior. Para 2026, la corrección fue mayor: 300.000 barriles menos, con una proyección de 106,63 millones de barriles por día.
Asia liderará la demanda mientras el mundo desarrollado retrocede
La AIE señala que Asia será la principal responsable del crecimiento en la demanda petrolera en 2026, contribuyendo con 590.000 barriles diarios del total de 690.000 proyectados. En contraste, las economías desarrolladas verán una disminución en su consumo.
Además, el informe advierte sobre el efecto duradero de la incertidumbre comercial. En marzo ya se percibió un deterioro en la confianza del consumidor en Estados Unidos, y se espera que este fenómeno afecte las decisiones de inversión y los flujos de capital a mediano y largo plazo.
Sobreoferta y presión en los precios
La reciente caída del precio del crudo no solo responde a las perspectivas económicas, sino también a las decisiones de producción. Ocho países miembros de la alianza OPEP+ han anunciado que triplicarán el volumen de su aumento de producción en mayo, pasando de 138.000 a 411.000 barriles diarios adicionales. Esta medida ha reforzado la percepción de una creciente sobreoferta en el mercado.
Sin embargo, la AIE matiza que este exceso podría ser menor al previsto, ya que algunos países como Kazajistán, los Emiratos Árabes Unidos e Irak están produciendo por encima de sus cuotas, y otros se han comprometido a corregir el exceso producido en meses anteriores.
Impacto en la producción y rentabilidad de empresas
La brusca caída de precios ha generado preocupación entre las compañías petroleras, especialmente en Estados Unidos, donde las explotaciones de esquisto han advertido que necesitan al menos 65 dólares por barril para que la perforación de nuevos pozos sea rentable. En este contexto, la AIE ha recortado en 260.000 barriles diarios su previsión de producción para este año, de los cuales 150.000 barriles corresponden a Estados Unidos.
En cuanto a la OPEP+, la reducción de producción prevista para 2025 ha sido ajustada en 50.000 barriles diarios, siendo Venezuela uno de los principales responsables de este descenso, debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos que afectan sus exportaciones.