Moody’s mantiene la calificación crediticia de Repsol en ‘Baa1’ con perspectiva ‘estable’

La agencia de calificación Moody’s ha ratificado el rating a largo plazo de Repsol en ‘Baa1’ con una perspectiva ‘estable’, a pesar de los desafíos derivados de los precios más bajos del petróleo. Este respaldo refleja la expectativa de Moody’s de que las métricas crediticias de la compañía se mantendrán alineadas con esta calificación, incluso en un contexto de precios del crudo más bajos de lo habitual.

Expectativas positivas para el flujo de caja y la deuda neta

Moody’s ha confirmado que el rating refleja la previsión de que Repsol mantendrá un ratio RCF (flujo de caja retenido) sobre deuda neta superior al 30% en los próximos 12 meses. Este indicador es clave para evaluar la capacidad de la compañía de pagar su deuda, ya que muestra el porcentaje de la deuda que se cubre con el flujo de caja generado. La agencia prevé este ratio sólido, con un precio estimado de 60 dólares por barril para el Brent, 3,0 dólares por millón de unidades térmicas británicas (MMBtu) del Henry Hub y un margen de refino de 5 dólares por barril en 2025.

Generación de flujo de caja operativo y la transformación hacia un negocio de bajas emisiones

Además, la perspectiva ‘estable’ también subraya que la sólida generación de flujo de caja operativo de Repsol, incluso en escenarios de precios fluctuantes del petróleo, junto con los elevados saldos de caja de la compañía, le permitirá financiar tanto la remuneración a los accionistas como las inversiones necesarias para acelerar la transformación de su cartera hacia un negocio con bajas emisiones de carbono.

Resultados de 2024 y expectativas de inversión

Tras unos resultados excepcionales en 2022 y 2023, los beneficios y las métricas crediticias de Repsol han vuelto a niveles más normales en 2024. El ratio RCF/deuda neta ajustado, que había superado el 100% en 2022 y 2023, ha caído hasta el 52,6% en 2024, superando las expectativas de Moody’s para el rating ‘Baa1’. La agencia considera positiva la decisión estratégica de Repsol de adaptar su modelo de negocio a la transición energética, desarrollando un negocio energético rentable y con bajas emisiones de carbono.

En línea con esta estrategia, la compañía ha incrementado significativamente su inversión de capital (‘capex’), alcanzando los 4.700 millones de euros en 2024. Moody’s prevé que el ‘capex’ se mantenga elevado en los próximos tres años, lo que podría generar una generación de flujo de caja libre negativa en un escenario de precios bajos del petróleo y márgenes de refino más bajos. Esto, junto con una distribución accionarial estable, podría reducir la tesorería de la empresa.

Reducción de deuda y enfoque en la eficiencia operativa

Un aspecto relevante para Moody’s es la reducción de deuda que ha llevado a cabo Repsol en los últimos años. Desde 2018, la compañía ha logrado reducir su deuda ajustada de más de 17.000 millones de dólares a unos 13.000 millones de dólares, lo que le ha permitido mejorar su eficiencia operativa. Esta racionalización de su cartera de exploración y producción ha generado mayores flujos de caja operativos, incluso con precios del petróleo más bajos, lo cual es un factor positivo para enfrentar el complejo entorno macroeconómico de 2025 y 2026.

Política financiera prudente

Moody’s también destaca la política financiera prudente de Repsol, que incluye una estructura de capital conservadora. La compañía ha demostrado su capacidad para ajustar sus dividendos y sus inversiones de crecimiento durante períodos de precios bajos del petróleo y gas, lo que le ha permitido mantener una base financiera sólida frente a la volatilidad del mercado energético.

En resumen, la ratificación del rating ‘Baa1’ con perspectiva ‘estable’ refleja la fortaleza financiera de Repsol y su estrategia de adaptación a los desafíos del mercado energético, particularmente a medida que avanza hacia un modelo de negocio más sostenible con bajas emisiones de carbono.