En un giro preocupante para la economía ecuatoriana y los mercados internacionales de petróleo, Ecuador ha suspendido sus exportaciones de crudo debido al cierre forzoso de sus dos principales oleoductos: el SOTE (Sistema de Oleoducto Transecuatoriano) y el OCP (Oleoducto de Crudos Pesados). Esta medida fue adoptada como consecuencia de los graves daños provocados por lluvias torrenciales en la región amazónica del país.
Erosión y daños en la infraestructura petrolera
Las intensas precipitaciones que han azotado el este del Ecuador han generado una preocupante erosión en las riberas de los ríos por donde atraviesan los oleoductos, comprometiendo la integridad de estas infraestructuras críticas. Petroecuador, la empresa estatal responsable del SOTE, ha declarado un caso de “fuerza mayor”, justificando así la paralización de actividades por motivos fuera de su control.
“Las exportaciones están suspendidas hasta que se encuentre una nueva solución con la variante del trazado en la que estamos trabajando para el SOTE”, explicó Leonard Bruns, director de Petroecuador. Según señaló, técnicos especializados están trabajando intensamente en el rediseño de parte del recorrido de los ductos, con el objetivo de retomar el bombeo de crudo lo antes posible.
Impacto económico y logístico
El SOTE y el OCP son fundamentales para el transporte del petróleo ecuatoriano desde los campos ubicados en el noreste amazónico hasta los terminales ubicados en la costa del Pacífico. Juntos, tienen una capacidad de transporte de hasta 810.000 barriles por día (bpj).
Ecuador ha mantenido en 2024 una producción promedio de 475.000 bpj, de los cuales el 73% se destina a la exportación, lo que subraya la importancia crítica del petróleo como principal producto de exportación del país. Esta interrupción, por tanto, representa un duro golpe tanto para los ingresos fiscales del gobierno como para la balanza comercial nacional.
Consecuencias en el mercado internacional
La suspensión de las exportaciones ecuatorianas también podría tener repercusiones en el mercado internacional de petróleo, particularmente en momentos de alta volatilidad en los precios y ajustes en la producción global. Aunque Ecuador no es uno de los mayores productores del mundo, su aporte es significativo para ciertos mercados regionales y para sus compromisos contractuales con socios internacionales.
Medidas en curso y perspectivas
Las autoridades ecuatorianas han asegurado que se está trabajando con la mayor rapidez posible para restablecer las operaciones, aunque no se ha dado una fecha exacta para la reanudación del transporte de crudo. La tarea no es sencilla, dado que implica cambios físicos en el trazado de los oleoductos en zonas afectadas por erosión fluvial, un proceso que puede llevar días o incluso semanas dependiendo de las condiciones climáticas y del terreno.
La situación en Ecuador pone de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras estratégicas frente a los fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes en América Latina. La suspensión de exportaciones petroleras no solo afecta a la economía nacional, sino que también sirve como advertencia sobre la necesidad de invertir en sistemas de prevención y resiliencia ante desastres naturales. Mientras tanto, el país enfrenta una carrera contra el tiempo para encontrar soluciones que permitan restablecer la normalidad sin comprometer el medioambiente ni la seguridad operativa.