El mercado petrolero de América del Norte enfrenta un momento crucial. Canadá, el cuarto mayor productor de petróleo del mundo, está considerando diversificar sus exportaciones más allá de Estados Unidos si las amenazas arancelarias del expresidente Donald Trump continúan.
Un cruce de caminos para Canadá y EE.UU.
Danielle Smith, primera ministra de Alberta, presentó dos escenarios posibles en la conferencia energética CERAWeek. En el primero, Canadá y EE.UU. fortalecerían su cooperación energética mediante la creación de un bloque llamado “Fortaleza Norteamérica”. Esto implicaría la construcción de nueva infraestructura para incrementar las exportaciones de petróleo canadiense a EE.UU. en 2 millones de barriles diarios. Este acuerdo encajaría con la estrategia de “dominación energética” promovida por Trump, permitiendo a EE.UU. mantener precios bajos y reforzar su liderazgo en el mercado energético global.
Smith enfatizó que la estabilidad en el suministro de energía es crucial para la competencia con China en inteligencia artificial. Según la primera ministra, un liderazgo global en IA por parte de un “régimen comunista y totalitario” es un escenario que América del Norte debe evitar.
Sin embargo, en el segundo escenario, si Trump continúa su guerra comercial contra Canadá, Alberta comenzará a buscar nuevos mercados fuera de EE.UU.
Dependencia del mercado estadounidense y alternativas en evaluación
Actualmente, el 97% de las exportaciones petroleras canadienses se destinan a EE.UU., siendo Alberta el mayor contribuyente con el 87% de estos envíos. Sin embargo, la incertidumbre generada por las políticas arancelarias de Trump ha obligado a Alberta a explorar otras opciones.
El ministro de Energía de Alberta, Brian Jean, afirmó que se están llevando a cabo negociaciones con países como Corea del Sur, Japón y diversas naciones europeas para diversificar los mercados de exportación. “Estamos considerando todas las direcciones excepto EE.UU.”, declaró Jean.
Impacto de los aranceles y desafíos logísticos
La reciente imposición de un arancel del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio canadienses por parte de Trump ha causado inquietud en los mercados financieros. Aunque las tarifas sobre el petróleo y el gas canadiense han sido suspendidas hasta el 2 de abril, sigue sin haber claridad sobre cómo se aplicarán.
El secretario de Energía de EE.UU., Chris Wright, ha indicado que es posible alcanzar un acuerdo con Canadá para evitar los aranceles, pero las negociaciones aún están en una fase temprana. Si las tarifas se aplican, el costo será compartido entre consumidores estadounidenses y productores canadienses, afectando principalmente a los sectores de bajos ingresos que dependen del combustible a precios accesibles.
Un gran obstáculo para la diversificación de las exportaciones de Canadá es la infraestructura existente. Actualmente, la mayoría de los oleoductos canadienses están dirigidos hacia EE.UU., y solo uno conecta Alberta con la costa oeste, facilitando el acceso a mercados asiáticos. No existen ductos que conecten Alberta con la costa este del país.
Para mitigar este problema, Alberta está considerando diversas opciones, incluyendo tres nuevos oleoductos hacia la costa oeste, uno hacia los Territorios del Noroeste, otro hacia Manitoba, otro hacia la Bahía de Hudson y uno más hacia el este de Canadá.
Consecuencias de una posible ruptura comercial
El gobierno de Alberta ha evitado responder con medidas similares a las de Ontario, que impuso una tarifa del 25% a la electricidad exportada a EE.UU. en respuesta a los aranceles de Trump. En lugar de escalar el conflicto, Alberta busca una solución diplomática que beneficie a ambas partes.
Canadá ha presentado varias propuestas a EE.UU. para mantener una relación comercial estable, aunque los detalles no han sido divulgados. El ministro de Energía de Alberta destacó que la estrategia de “dominación energética” de Trump depende de un suministro estable desde Canadá. Sin embargo, si los aranceles entran en vigor, el impacto será significativo tanto para productores canadienses como para consumidores estadounidenses, especialmente aquellos que ya enfrentan dificultades económicas.
El futuro del comercio petrolero entre Canadá y EE.UU. sigue siendo incierto. Mientras Alberta explora nuevas rutas de exportación, la posibilidad de mantener la relación comercial con EE.UU. dependerá de la evolución de la política arancelaria de Trump y de las negociaciones en curso. Lo que está claro es que, si Canadá diversifica sus mercados, EE.UU. podría enfrentar mayores costos y menor estabilidad en su suministro energético.