La guerra comercial entre Estados Unidos y China: consecuencias directas para América Latina

La escalada del conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha desencadenado una serie de repercusiones significativas en la economía global, cuyos efectos se sienten con especial intensidad en América Latina. Las recientes medidas arancelarias impuestas por ambas potencias han incrementado la aversión al riesgo en los mercados internacionales, afectando variables clave como el valor del dólar, los precios del petróleo y el comercio exterior en la región.

El fortalecimiento del dólar y sus implicancias regionales

La creciente incertidumbre provocada por la guerra arancelaria ha llevado a los inversores a buscar refugio en activos considerados seguros, siendo el dólar estadounidense uno de los principales beneficiados. Este fenómeno ha impulsado una apreciación de la divisa norteamericana frente a las monedas de las economías emergentes, incluyendo las latinoamericanas.

Un caso ilustrativo se observó en México, donde el peso llegó a superar las 21 unidades por dólar, reflejando el nerviosismo de los mercados ante las tensiones comerciales entre Washington y Pekín.

Un dólar más fuerte encarece las importaciones y aumenta el costo de la deuda externa denominada en esa moneda, generando presiones inflacionarias y fiscales para los países de la región. Asimismo, la depreciación de las monedas locales puede desalentar la inversión extranjera y afectar las expectativas de crecimiento económico.

La caída en los precios del petróleo y sus efectos en los países exportadores

Otro de los sectores golpeados por la disputa comercial ha sido el mercado de materias primas, particularmente el petróleo. Tras las represalias arancelarias de China, el precio del barril de Brent descendió por debajo de los 60 euros, marcando su nivel más bajo desde 2021.

Esta caída representa un duro golpe para las economías latinoamericanas productoras y exportadoras de petróleo, como Venezuela, Colombia, Ecuador y México. La disminución de los ingresos por exportaciones energéticas podría limitar la capacidad fiscal de estos países, afectando la financiación de proyectos sociales, de infraestructura y programas de desarrollo.

El comercio latinoamericano en la mira: menor demanda y nuevos desafíos

En las últimas dos décadas, América Latina ha experimentado un vertiginoso crecimiento de su intercambio comercial con China, multiplicándose 35 veces desde el año 2000 —pasando de US$14.000 millones a US$500.000 millones en 2022, según datos de Bloomberg Línea.

Sin embargo, el recrudecimiento de la guerra comercial amenaza con desacelerar este proceso. Las restricciones al comercio global, sumadas a la ralentización de la economía china —principal socio comercial de varios países latinoamericanos—, podrían traducirse en una menor demanda de materias primas, productos agrícolas y recursos energéticos provenientes de la región.

Un panorama incierto para América Latina

En este contexto de alta volatilidad, América Latina se enfrenta a un escenario económico complejo. Si bien algunos países podrían encontrar oportunidades para diversificar mercados o atraer inversiones desplazadas por el conflicto, los riesgos asociados a la inestabilidad financiera, la apreciación del dólar y la caída de los precios de las materias primas constituyen desafíos de primer orden.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, lejos de ser un conflicto bilateral aislado, confirma su carácter global, cuyas ondas expansivas seguirán impactando la economía latinoamericana en los próximos años.